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«Animal» (Argentina, España 2018). Dirección: Armando Bo. Guion: Armando Bo y Nicolás Giacobbone. Protagonistas: Guillermo Francella, Carla Peterson, Federico Salles, Mercedes De Santis y Joaquin Flammini. Duración: 112 minutos.
«Animal» es la segunda película que dirige Armando Bo, nieto del mítico director argentino con el que comparte el mismo nombre, y ganador de un premio Oscar en el 2015 al «Mejor Guion Original», junto con Alejandro González Iñarritu, Nicolás Giacobbone y Alexander Dinelaris por «Birdman (o la inesperada virtud de la ignorancia)» (Birdman or the unexpected virtue of ignorance, Alejandro González Iñarritu, 2014). El protagonista es Guillermo Francella, quien una vez más se aleja de los papeles humorísticos apuntados a toda la familia, para encarnar a un hombre común envuelto en una situación extraordinaria que lo obsesiona y lo lleva a tomar decisiones extremas, Lo acompañan Carla Petterson, como su esposa Susana, Federico Salles, Mercedes De Santis y Joaquin Flammini.
Ahora Guillermo Francella encarna a Antonio Decoud, un esposo y padre de familia, al que su cargo de gerente en un frigorífico de la ciudad de Mar del Plata le permite pertenecer a una clase social media alta, pero su vida se ve alterada cuando necesita un trasplante de riñón para poder seguir viviendo. Pero en lugar de esperar que aparezca el donante en la lista en que se encuentra inscripto, decide tomar un atajo y negociar con un joven que vive en la marginalidad: que su riñón a cambio de una casa. El problema empieza cuando las cosas no salen de acuerdo a lo pactado, y la situación se descontrola, dando lugar a un conflicto que podría formar parte de los «Relatos Salvajes» (2014) de Damián Szifrón.
El tema de la persona común envuelta en una situación extraordinaria es uno de los tópicos que mejor maneja Alfred Hitchcock a lo largo de toda su filmografía. Y en este caso en particular resulta imposible no compararlo con «Pacto siniestro» (Strangers on a train, 1951), un título que describiría con mayor fidelidad la trama. Y el gran logro de Bo, al igual que el maestro del suspenso, es generar momentos de tensión y sostenerlos en el tiempo, haciendo que lo cotidiano resulte extraño, y algo como la música para hacer dormir a los bebes haga que los espectadores nos pongamos más nerviosos. Por eso es un gran acierto que la historia transcurra en la ciudad de Mar del Plata, ya que el mar, al igual que la sangre, son usados a modo de metáfora de lo dionisíaco, que amenaza con interferir en la apolínea vida de Antonio.
Vale la pena destacar también el gran trabajo de fotografía, a cargo de Javier Julia, que mediante el uso de un virtuoso plano secuencia en el inicio nos describe la vida ordenada que lleva su protagonista, en una casa que parece sacada de una revista de decoración y con una familia ejemplar. Pero la acción transcurre en Mar del Plata, y este orden está al lado del caótico mar, al que pertenecen Elías y Luci; es por eso que el primer encuentro entre ellos y Antonio se da en el terreno neutral de un muelle, haciendo así un uso inteligente de las locaciones.
En conclusión,«Animal» es una película que al igual que «Tiburón» (Jaws, Steven Spielberg 1975), muestra cómo en las ciudades costeras el orden terrestre puede verse amenazado por el caos marino, aunque en este caso sea metafórico. Y la gran tensión que genera en los espectadores la acumulación de situaciones incómodas que se van encadenando resulta aliviada con un uso inteligente del humor negro que evita los golpes bajos. Por eso es bienvenida la reflexión sobre cuánto estamos dispuestos a sacrificar para poder satisfacer nuestras obsesiones, aunque muchas veces surjan de necesidades reales.
PATRICIO FERRO