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La chica salvaje (Where the Crawdads Sing, Estados Unidos 2022). Dirección: Olivia Newman. Guion: Lucy Alibar, basado en la novela homónima de Delia Owens. Protagonistas: Daisy Edgar-Jones, Taylor John Smith, Harris Dickinson y David Strathairn. Duración: 125 minutos.
La chica salvaje es la adaptación cinematográfica de la novela homónima de Delia Owens, dirigida por Olivia Newman. Y cuenta con un elenco encabezado por la actriz británica Daisy Edgar-Jones, de larga trayectoria televisiva, acompañada de Taylor John Smith, Harris Dickinson y el nominado al Oscar David Strathairn, entre otros.
La historia se centra en Kya Clark (Edgar-Jones), una joven llevada a juicio acusada del asesinato de Chase Andrews (Dickinson). Y es así como la historia alterna entre este presente y una serie de largos flashbacks, en el que el espectador conoce tanto su infancia como la relación tóxica que mantuvo con la víctima, en un involuntario triángulo amoroso en el que también se ve involucrado otro joven del pueblo llamado Tate Walker (Smith).
En primer lugar es necesario destacar la calidad de la fotografía de Polly Morgan, que captura en planos generales la belleza del paisaje en el que se resaltan los diferentes tonos de verde de las marismas y pantanos de Carolina del Norte. Lo que sumado a la voz en off de su protagonista, relatando los hechos, construye una puesta en escena nostálgica de la vida rural, pero que se opone al optimismo de El río de la vida (A River Runs Through It, Robert Redford, 1992), por ejemplo, al mostrar la crueldad con la que es tratada su protagonista, marginada de la sociedad por su pobreza.
Un párrafo aparte merecen las actuaciones, donde se destaca Daisy Edgar-Jones, en el papel que la catapulta al estrellato interpretando a este personaje sufrido, que recuerda a la Fantine de Anne Hatthaway en Los Miserables (Les Miserables, Tom Hooper 2012). Tanto por el parecido físico entre ambas como por su actitud pasiva frente al tratamiento injusto de la que son víctimas. Así como también el carismático abogado que interpreta David Strathain, que cumple la función de punto de vista del espectador, que en su rol de abogado defensor busca demostrar la inocencia, algo que todos esperamos que logre aun sin conocer los hechos.
En conclusión, La chica salvaje es un melodrama clásico que funciona gracias a su correcto uso de las reglas del género. Y que sirve además como carta de presentación tanto para su protagonista como para su directora, ambas con una carrera promisoria dentro de la industria del cine.
PATRICIO FERRO