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El jokckey (Argentina, España, Estados Unidos, México, Dinamarca 2024). Dirección: Luis Ortega. Guión: Luis Ortega, Fabián Casas y Rodolfo Palacios. Protagonistas: Nahuel Pérez Biscayart y Ursula Corberó, Daniel Fanego, Roberto Carnaghi, Mariana Di Girólamo, Osmar Nuñez y Daniel Giménez Cacho. Duración: 96 minutos.
El jockey es la última película de Luis Ortega, ganadora del premio Horizonte en el último Festival de San Sebastián, y seleccionada para representar a la Argentina en los premios Goya y Oscar. Está protagonizada por Nahuel Pérez Biscayart y Ursula Corberó, acompañados de Daniel Fanego, Roberto Carnaghi, Mariana Di Girólamo, Osmar Nuñez y Daniel Giménez Cacho, entre otros.
La historia se centra en Remo Manfredini (Pérez Biscayart), un prestigioso jockey al que sus adicciones, producto de un comportamiento autodestructivo, lo llevan a sufrir un accidente durante una carrera. Y se escapa del hospital donde está internado, siendo buscado tanto por Abril (Corberó), su pareja embarazada, como por Rubén Sirena (Giménez Cacho) el mafioso dueño del caballo que corría.
En primer lugar, es necesario destacar la innegable influencia del cine de Pedro Almodóvar y Eliseo Subiela, ya que perfectamente podría haber formado parte de la filmografía de ambos. El primero por la constante provocación al espectador y por su estética de colores saturados y planos simétricos con escasa profundidad de campo. Y del segundo por las escenas surrealistas con imágenes poéticas y reflexiones filosóficas, que generan el mismo desconcierto que sus diversos gags.
En segundo lugar es necesario destacar la química entre su pareja protagónica, que puede apreciarse especialmente en la bizarra escena de baile al ritmo de «Sin disfraz» de Virus. En el que la inexpresividad del personaje de Ursula Corberó, que se mantiene hasta el final, refleja la crisis de pareja, mezcla de hartazgo de los excesos de Remo, y preocupación por su embarazo.
En conclusión, El jockey es la mejor película de Luis Ortega, que cumple con su función de desconcertar al espectador. Ya que luego de la fallida El ángel (2018), en la que apostó por un estilo convencional, vuelve a construir un estilo visual propio, en los que a la manera de Quentin Tarantino homenajea sus influencias cinematográficas y musicales, incluidas las canciones de Palito Ortega, su padre. Y el resultado final puede gustar o no, pero evita pasar desapercibida e invita a los espectadores al debate, lo que se agradece en esta época de crisis creativa del cine pensado para exhibirse en festivales.
PATRICIO FERRO
Super interesante! Me gustó la reseña!
Cuáles canciones de Palito Ortega? Recuerdo más que nada Virus, Sandro y Nino Bravo, pero ninguna de Palito Ortega. Por otro lado la estética se asemeja más a Wes Anderson o Kubick que a Almodovar. Y en tanto a las escenas surrealistas que son demasiado contundentes, tanto como las imágenes poéticas y reflexiónes filosóficas me parece que se acercan más a la filmografía de Leonardo Favio o David Lynch (en el caso de seguir nombrando directores extranjeros).
Por último gran, graaan película, qué suerte tener este tremendo cine nacional!