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Nosferatu (Estados Unidos, Reino Unido, Hungría, 2024). Dirección: Robert Eggers. Guión: Robert Eggers y Henry Galeen, basados en la novela Drácula de Bram Stocker. Protagonistas: Lily-Rose Depp, Nicholas Hoult, Willem Dafoe, Aaron Taylor-Johnson, Emma Corrin, Ralph Inneson y Bill Skarsgård. Duración: 132 minutos.
Nosferatu es una nueva adaptación de la novela «Drácula», de Bram Stoker que al igual de la película homónima de 1922, cambian tanto los nombres de los personajes y la acción transcurre en Alemania en lugar de Inglaterra. Está dirigida por Robert Eggers, y tiene un elenco encabezado por Lily-Rose Depp, acompañada de Nicholas Hoult, Willem Dafoe, Aaron Taylor-Johnson, Emma Corrin, Ralph Inneson y Bill Skarsgård, entre otros.
La historia se centra en Ellen Hutter, una joven alemana que es acechada en sueños por un vampiro que se hace llamar Conde Orlok (Skarsgård) que viaja a la ciudad de Winsborg para capturarla. Pero su esposo Thomas (Hoult), busca detenerlo con la ayuda del profesor von Franz (Dafoe), especialista en lo oculto, para frenar la peste que desató en su ciudad tras su llegada.
En primer lugar es necesario destacar la fotografía, en la que su director vuelve a recurrir a Jarin Baschke, quien elige el formato de 35 mm, para conseguir imágenes de una belleza notable, sacando provecho de los claroscuros propios del cine expresionista alemán. Lo que genera el clima de tensión constante que es liberada gracias a efectivos jump scares y un buen uso del gore, que exagera con fines estéticos la cantidad de sangre derramada en las escenas de violencia explícita.
Pero el punto más flojo radica en las actuaciones, ya que Roger Eggers, vuelve apostar por la teatralidad, donde sus personajes, y en especial Lilu Rose-Depp recitan sus textos en lugar de dialogar, lo que resulta molesto en escenas clave. Y donde se agradece la escasa participación del irreconocible Bill Skarsgård como este conde Orlok cuyo aspecto rústico lo aleja por completo de la imagen seductora de los vampiros, construida por el cine a lo largo de su historia. Lo que hace que resulte inverosímil la tensión sexual con la virginal Ellen Hutter, que si bien funciona muy bien en la adaptación de Francis Ford Coppola, no existe en la novela original.
En conclusión, Nosferatu es una película que tiene la injusta mala suerte de salir perdiendo en la inevitable comparación con las versiones anteriores. Porque sus aciertos, en especial su fotografía, quedan deslucidos por la innecesaria teatralidad de una puesta en escena excesivamente pretenciosa, en las que su pretensión de buscar un estilo que lo defina como autor perjudica la historia que cuenta.
PATRICIO FERRO